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Delivery sin marketplace: así fue mi pedido a KFC con Uber Direct

La experiencia completa, sin fricción

Los que me conocen bien saben que me encanta el pollo frito, y en concreto KFC.

Aparte de poder visitar la frontera con el Norte, el pollo frito fue uno de los principales motivos de mi viaje a Corea del Sur el año pasado.

Pero cuando estoy en España, KFC es de mis opciones favoritas.

Mirad que cosas me regalaron los cracks de KFC en un evento que me invitaron a hablar.

De las cosas que más ilusión me ha hecho en mucho tiempo.

Un Martes cualquiera

Un martes cualquiera para cenar. Entro en la web de KFC, elijo mi combo favorito y hago el pedido. Nada de apps extra. Nada de líos.

Al cabo de 22 minutos exactos, el repartidor llama al timbre con mi comida caliente y perfectamente presentada. Fin de la historia.

O principio, según se mire.

El responsable de que todo saliera así: Uber Direct.

El servicio de entregas de última milla de Uber que permite a marcas como KFC gestionar sus envíos directamente desde sus propias plataformas.

La experiencia completa, sin fricción

Todo por WhatsApp

Desde el primer clic, todo fue fluido. Hice el pedido como un cliente más en la web de KFC y, al instante, recibí una notificación por WhatsApp:

“Tu pedido ha sido aceptado y se está preparando”.

Ni me bajé una app. Ni tuve que registrarme. Solo un enlace con seguimiento en tiempo real del pedido, etapa por etapa.

Captura de mi pedido, mientras me notificaban por WhastApp

Seguimiento del pedido, con un enlace

Además del seguimiento, el sistema te da toda la información relevante: nombre y foto del repartidor, distancia estimada y opción de contactarle directamente en caso de incidencia. No hubo necesidad, pero saber que podía hacerlo me dio tranquilidad.

Sin incertidumbre. Sin llamadas. Sin sorpresas.

22 minutos después

La comida llegó impecable. Caliente, bien presentada y lista para comer.

Es lo mínimo, pensarás. Pero la realidad es que no siempre pasa. Y cuando sí, se nota.

Aquí se notaba que había una logística optimizada detrás, pensada para cuidar el producto y hacerlo llegar rápido.

Buena serie Ted Lasso.

¿Qué aporta Uber Direct a una marca como KFC?

Control.

Lo interesante de Uber Direct es lo que no se ve. No estás en su app, no estás dentro de un marketplace con cien opciones. Estás en la web de la marca, y toda la experiencia —desde el pedido hasta la entrega— ocurre dentro de su ecosistema. Eso cambia las reglas.

Para el cliente, la percepción es clara: KFC controla todo. Me informa, me cuida, me entrega. Y esa sensación de confianza directa es potente. Casi como si hubieras pedido a domicilio directamente a la cocina del restaurante.

Y para la marca, el beneficio también es evidente: fidelizas más, mantienes tu identidad, y no diluyes tu propuesta entre otras ofertas. Puedes ofrecer un servicio premium, personalizado, alineado con tu tono y estándares. Es delivery, sí. Pero con tu sello.

Todo el flujo de mensajes

Reflexión final

Lo que más me llamó la atención es que esta experiencia no se sintió “alternativa”, ni “white label”. Se sintió natural. Como debería ser.

¿Conclusión? El delivery ya no va solo de velocidad o precio. Va de marca. De confianza. De controlar lo que pasa entre el clic y el timbre. Y Uber Direct permite justo eso: que el restaurante se reapropie del proceso.

Como cliente, lo compro. Y como operador, aún más.

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